Descubrimos los vinos con luz propia que Adegas Galegas elabora en O Condado

 

El Pazo de Almuiña, en Arbo, centro enoturístico de Adegas Galegas en la subzona de O Condado acogió un encuentro de profesionales dedicadas al mundo de la enología y la difusión del vino procedentes de León, Madrid, Barcelona, Portugal y Galicia. Enfocado desde la perspectiva de la mujer y el enoturismo, el encuentro permitió profundizar en la filosofía del grupo bodeguero al que pertencen tanto Pazo de Almuiña como Adegas Galegas, Bodegas Martín Códax que ya gestionaba el pazo desde hacía algunos años y que desde junio es propiedad ya del grupo bodeguero cambadés. Pazo de Almuiña se integra así conjuntamente con los activos de la Bodega Robaliño, que quedan bajo el paraguas de Adegas Galegas, y sus instalaciones se destinan a la producción en exclusiva de los vinos Veigadares y Gran Veigadares

Bodega, pazo y viñedos de Almuiña brindaron así la posibilidad de descubrir la viticultura de la subzona del Condado y los vinos que Martín Códax elabora aquí de la mano de su director general, Juan Vázquez Gancedo y la directora de enología, Katia Álvarez.

La responsable enológica de los vinos de Adegas Galegas, Asunción Carballo, por su parte, fue la conductora de la cata con los vinos de esta bodega: Don Pedro Soutomaior 2015, caracterizado por la búsqueda de la tipicidad del Condado, Don Pedro Neve 2015, macerado en nieve carbónica y obtenido de la vinificación de tres parcelas de la zona, Leirado, Bouza y Goián, que ofrece una producción muy limitada, 5000 litros; Veigadares 2013, concebido con el objetivo de elaborar un blanco de blancos con la personalidad que le da una barrica marcada y finalmente, el Gran Veigadares 2013, del que se elaboraron 1250 litros ese año y que este volverá a elaborarse después de un 2014 que no reunía las características que requiere su elaboración, que permanece un año en depósito y otro en botella, demostrando la gran capacidad de envejecimiento de los albariños y toda la personalidad del Condado.

Viticultura de precisión y apuesta por el I+D

“Nuestro objetivo al expandirnos hacia otras subzonas u otras denominaciones de origen no es el de hacer un Martín Códax del Condado o de Monterrei, buscamos vinos con su propia personalidad”, explica el director general de Martín Códax. Y es este esfuerzo de búsqueda continúa, junto con la apuesta por la profesionalización, la calidad e implementación del I+D+i lo que mejor identifica el trabajo de las bodegas Martin Codax. En los últimos años, además, están desplegando en todos sus viñedos y bodegas gestionadas las conclusiones obtenidas en sus investigaciones.

La introducción de las variables de vigor y manejo del viñedo junto con el uso de la herramienta de teledetección les ha permitido conocer y clasificar todos los viñedos según su vigor y potencial enológico. Toda esta información práctica, junto con un profundo conocimiento de las características de los terruños de las subzonas de Salnés, Rosal y Condado, donde poseen buena parte de sus viñedos, les permite elaborar una cada vez más amplia variedad de vinos más complejos y mejor adaptados a los gustos de los diferentes mercados.

Para una cooperativa de 270 socios como Martin Códax, que gestiona tanto viñedos propios como compra uvas, no parece fácil gestionar de forma eficiente la diversidad de las más de 3000 parcelas en las que trabajan y menos en una viticultura como la gallega, caracterizada por el minifundio. Sin embargo, un alto grado de profesionalización y coordinación entre los departamentos de viticultura y enología, junto con el uso adecuado de la tecnología, ha permitido transformar esta diversidad en una ventaja competitiva, obteniendo una gran variedad de perfiles aromáticos que se constituyen en una paleta de colores perfecta para el desarrollo del trabajo de los enólogos, que crean el vino que tienen en la cabeza.

Rojo, verde y azul

Desde el 2013, en que comenzó a implantarse de forma paulatina en todos los viñedos de la cooperativa el trabajo de telemetría en el que se había estado trabajando desde 2010, se ha apostado por incentivar la calidad del producto a través de parámetros medibles más allá del grado alcohólico, que han permitido clasificar las parcelas en tres perfiles identificados con los colores rojo, verde o azul, según su vigor. En atención a estas características, Códax apuesta preferentemente por las parcelas «verdes», de perfiles aromáticos medios que ofrecen una caracterización que asociamos a la variedad albariño, predominante en Rias Baixas. Ello no significa que, dependiendo de la añada o las características de un pago no se puedan elaborar otros vinos a partir de viñedos rojos, por ejemplo, que aportan perfiles más maduros y mayor graduación alcohólica. Ahí está la ventaja de este tipo de viticultura de precisión, que permite elaborar el vino que se busca a partir de las vinificaciones controladas.

Toda esta especialización y tecnificación del viñedo se completa, además, con un gran control de todo el proceso de elaboración de los vinos, marcada por la profesionlización de toda el personal implicado en el proceso, desde el proceso de recogida, pasando por la mesa de selección o el trabajo en bodega, donde las enólogas y resposables de viticultura del Grupo -un 70% del cuerpo técnico está compuesto por mujeres-, se ocupan de supervisar y controlar todos los trabajos de elaboración de vino, crianza y producción y creando un método de trabajo perfectamente replicable en cada bodega del grupo.