Con motivo de la celebración del LaconNetwork en Castrelo de Miño hubo oportunidad de descubrir la apuesta de los nuevos blancos del Ribeiro de la mano de Adegas Pousadoiro y Eduardo Peña

Cuando un evento de networking se hace en el Ribeiro, debería ser siempre como la LaconNetwork que tuvo lugar en Castrelo de Miño, como siempre los últimos viernes de cada mes. Después de organizar para que otros acudieran, por fin, tenía yo la posibilidad de asisitir a una de ellas! El encuentro fue distendido, sin que la lluvia echara atrás a nadie, con las buenas vistas que ofrece el Náutico de Castrelo, y, sobre todo, con genuinos vinos del Ribeiro presentados por sus bodegueros, algo muy de agradecer a la organización del evento.

Creo que no hay mejor manera de entender un vino que ver el lugar en el que nace y la mano de su autor. Alfredo Fernández, de Adegas Pousadoiro y Eduardo Peña de las bodegas del mismo nombre, fueron los dos vinos que pudimos descubrir durante esta LaconNetWork, siendo Alfredo un verdadero guía que nos acompañó en todo momento de la jornada, resolviendo cuantas dudas le fuimos planteando. Además de darnos la posibilidad de catar sus vinos, pudimos conocer las instalaciones y el proceso de elaboración de dos bodegas diferentes: la de un colleiteiro que ha heredado el terreno y el amor por el cultivo de generaciones anteriores aunque también está abierto a nuevas creaciones, que es el caso de Alfredo, y el segundo, Eduardo, bodeguero de nuevo cuño, que ha sabido apostar por una zona y por darle valor a unos vinos que, poco a poco, ganan terreno en reconocimientos.

En ambos casos lo que queda claro es el respeto por las variedades autóctonas y, especialmente en el caso de Pousadoiro, la sana ambición de seguir creando proyectos osados, como el Norte y Sur, del que tuvimos oportunidad de catar el Norte, el único que se fermenta en acero, frente a las barricas en las que se elaboran Sur y Norte y Sur. Un vino complejo, que poco a poco se abre, en el que sorprende por su mineralidad con una boca en la que la treixadura sigue aún muy viva, pese al tiempo transcurrido. Todo un experimento llevado adelante en colaboración con los enólogos Pablo Ortigueira y Aurelio Vázquez, un vino sin fronteras, ya que se ha elaborado entre Andalucía y Galicia a partir de cuatro variedades aunque la mayorítaria es la treixadura, que se expresará de forma diferente en cada vino.

Un proyecto en el que también entraron vértices de más al norte, de Francia y Austria, con Nicolás Robin y Christoph Koller, aunque el vino que se iba a elaborar en Burdeos finalmente no viera la luz. Después de producción de unas 400 botellas de cada uno de los tres vinos en las dos cosechas anteriores, para este año, Norte y Sur volverá con una sorprendente elaboración, ya que se encuentra ahora envejeciendo en tinajas andaluzas para buscar nuevos aspectos de este vino, que verá la luz posiblemente este mes de mayo. Estaremos esperándolo.