Subiendo como la espuma
La cerveza artesana gallega sigue creciendo como la espuma. Pero además, parece que, poco a poco se van abriendo camino cervecerías y cerveceros con mayor profesionalidad. Porque el hecho de que estemos frente a pequeñas producciones y discretas instalaciones, ello no significa que no estemos frente a productos de calidad. Así pude comprobarlo este fin de semana en la I Feira da Cerveza Artesá “Pontus Lupulus”, que se desarrolló en Pontevedra 8, 9 y 10 de mayo.
Un total de 10 cerveceros gallegos ofrecieron durante estos tres días algo más de 30 referencias, en botella y/o caña de sus creaciones y algunas novedades. Cervezas Menduiña, a cargo de profesionales ya sólidamente consolidados como Alberto y Valeria, agotaron su original Lobishome, elaborada con laurel. Las instalaciones de esta cervecería en Cangas son dignas de una interesante visita para todas aquellas personas a las que les interese iniciarse en la elaboración de las cervezas artesanales, ya que la búsqueda de los mejores ingredientes y su perfecta conservación, así como la aplicación de un buen sistema de refrigeración, garantizan elaboraciones sin contaminaciones de ningún tipo ni “sorpresas” al abrir las botellas.
Otra de las novedades a disposición del público visitante de Pontus Lupulus fue la Cervexa Mareira, de Galponbier, elaborada con Auga Mareira, o Arredemo, elaborada en colaboración con Saramagal. Y es que las dimensiones de la mayoría de estas cervecerías y escasa trayectoria en el mercado, salvo honrosas excepciones, favorece que se respire un ambiente “buenrollista” y de colaboración en el mundo de la cerveza artesana gallega. Ese el el caso de la alianza Keltius-Peregrina, que ha dado como fruto la Peregrina Stellae, que también se “presentaba” este fin de semana en la Fiesta Peregrina en Santiago de Compostela. Sin olvidar que estaba de estreno de Cervezas Faxilda, cabezas tractoras de la feria en Pontevedra, y que a mi me conquistaron con una de las pocas cervezas negras que pudimos probar, la Faxilda Conxuro, elaborada a base de malta pale ale con aportación de otras maltas y cebada tostada, que le aportan ligeros toques de café pero sin dejar atrás también otros toques de fruta.
Pero como no solo de probar cervezas vive el hombre, la feria contó con showcookings y talleres de elaboración artesanal de pan y cerveza, a cargo de Fillos da Malte, que nos dieron unos apuntes básicos para comprender las diferentes fases de elaboración de una cerveza artesanal, qué tipo de maltas existen, cómo es el lúpulo y cómo se comercializa, así como una explicación práctica de cómo emplear los kits que ellos comercializan en su establecimiento en Santiago para hacer tu propia cerveza en casa. El evento también contó con la presencia de productos artesanales como las galeguesas (por fin logré probarlas, aleluya!), embutidos del Secreto Galaico, pastas, licores y otros productos perfectamente etiquetados y con una explicación de su procedencia y envasado. Así da gusto y confianza en los productos que adquieres. Aún así me quedé con ganas de pasarme por los puestos de Cervezas Áncora y Cervexas Artesanais Nós, para ver si tenían novedades, pero no hubo tiempo para todo.
Además, tuve oportunidad de conocer el ilusionante proyecto de Suevia, nacido a través del crowfunding en Vilagarcía de Arousa, donde elaboran Urco, una cerveza tipo belga, ale, equilibrada, que la junto a Meiga – en alguna de sus variantes Panadeira, Cafeteira o Carreteira, esta última mi favorita-, fueron de las triunfadoras en los gustos más populares, según se desprendía de las botellas que se acumularon en las inmediaciones de la Plaza de España, donde se situó la feira. Ese fue el único punto negativo que destacaría de la iniciativa, ya que el Concello no dotó de lugar donde depositar los restos de comidas y bebidas generadas en un evento de estas características. La foto de los políticos en la inauguración está bien, pero mejor hubieran estado unas cuantas papeleras.